Cerrar

Estamos para ayudar.

Complete el siguiente formulario y una persona de nuestro equipo se pondrá en contacto con usted

En memoria a Sebastián Miranda

Ingresar al sitio

Cuerpos-quimeras

 

Cuerpos-quimeras Curaduría Jazmín Adler.
Es inconcebible dejar de preguntarse qué ha sido del cuerpo físico y orgánico en una época caracterizada por la virtualización de todas sus prácticas. Por lo pronto, esta no es una inquietud radicalmente nueva si pensamos en los orígenes del concepto de cyborg, ya teorizado en los años sesenta como un organismo cibernético -un cuerpo orgánico “mejorado”- capaz de adaptarse a las necesidades experimentadas por los astronautas al encontrarse sumidos en la hostilidad del Espacio. La misma noción fue definida en la década del ochenta como una criatura híbrida hecha de máquina y organismo, de realidad social y ciencia ficción. Las ideas en torno a la existencia de estos seres mixtos, situados en una zona liminar entre naturaleza y artificio, cobran hoy especial relevancia ante la creciente difuminación de aquellas fronteras tan arraigadas en el pensamiento moderno occidental, desde hace siglos sustentado en los dualismos cuerpo/mente, humano/animal, naturaleza/cultura, animado/inanimado, físico/virtual. En este último caso, el primer término por lo general queda circunscrito a los objetos tangibles, mientras que el segundo suele funcionar como sinónimo de lo “inmaterial”. Sin embargo, desde una perspectiva contemporánea diríamos que aquella supuesta inmaterialidad no existe como tal. Si hay algo que estos tiempos nos demuestran de forma cotidiana es que nuestros cuerpos orgánicos están sumergidos en y atravesados por píxeles, bits, ondas electromagnéticas, algoritmos, datos y técnicas criptográficas que entrañan otra clase de materialidades: inaprensibles, sí, pero no inmateriales. Las obras exhibidas en Cuerpos-quimeras muestran distintas maneras en que mantenemos relaciones sociales, afectivas e intelectuales con otros cuerpos simultáneamente físicos y virtuales. En estas piezas, la barra separadora ubicada entre cada término de los binarismos modernos se vuelve más fluida, flexible, permeable. Mediante diferentes técnicas digitales (simulaciones gráficas, animaciones, impresiones 3D, grabaciones en alta velocidad para producir efectos de extrema cámara lenta), sus artistas modulan nuevas corporalidades, ya sea apelando a procesos de digitalización del cuerpo físico en modelos tridimensionales tan reales como artificiales, o bien partiendo de creaciones digitales que recrean la morfología, comportamientos, emociones y deseos de lo humano. Avatars, bots, carne, hueso y entrañas componen una nueva especie de cuerpos-quimeras; entes híbridos, desmembrados y distribuidos de un lado y otro de la pantalla, dentro y fuera de la red.