Un rincón de una fábrica textil se transformó en el espacio de trabajo de Leonardo mientras desarrollaba un proyecto artístico de gran escala.

Trasladar su taller para él no representó ningún problema e incluso fue motivo de inspiración, ya que su padre trabajaba en una fábrica y desde pequeño Leo sintió una especial atracción por los espacios industriales, sus máquinas y sus sonidos.


Tubos y bombitas de luz de todo tipo, cuerdas de colores, un soldador, papeles con algunos dibujos, una escoba para techo, conos de señalización, cables y pinzas. Los elementos se despliegan sobre una pequeña mesa, sobre el piso y sobre cualquier lugar que sirva de apoyo.


El espacio está tomado y tiene vida propia. Subirnos al montacargas con Leo fue un viaje de ida para espiarlo en pleno proceso creativo.

¡Los invitamos a ustedes también!

“Soy de mirar con atención y encontrar objetos en distintos espacios y en lo casual. Muchas de las cosas que forman parte de este proyecto tienen que ver con el espacio de la fábrica. Cuando empecé a vincularme con las máquinas, los exhibidores y todas esas cosas; ingresé a un universo al que nunca había pertenecido y noté que un exhibidor podía ser el dispositivo que me permitiría desplegar una obra. Entonces lo tomé, lo resignifiqué y así apareció laestructura central de esta obra”.