Futuras Cavernas (herramientas para una obra de teatro) texto de sala
Una sala amplia, de líneas rectas, dividida en dos espacios. Dos pasillos laterales rodean una abertura en el edificio que deja entrever la sala de abajo. Casi todas las paredes son blancas, excepto las dos de color pastel que se oponen en los extremos de la sala. A la derecha y a la izquierda se encuentran las vestimentas, túnicas y máscaras. Algunas flotan, otras están fijas en la pared con pequeños clavos. Acuarelas y objetos se dividen por ambos lados.
Apoyados sobre dos mesas, cuadernos de símbolos, libros de pócimas. Un mazo de cartas. Al fondo, una secuencia de pinturas trae posibles respuestas para todos los misterios.

ESCENA ÚNICA DIVIDIDA EN DOS ACTOS
ACTO UNO
El escenario está parcialmente iluminado. El sol entra a través de una claraboya y marca con precisión la hora del día. Otros pequeños puntos de iluminación sirven de apoyo al caer la tarde o en los días grises. Al alcance de la mano un texto que guía la llegada de lxs espectadorxs al espacio. No hay una ruta única o pre-determinada. La obra ya habrá comenzado antes de que el público se dé cuenta. Antes de que se den cuenta serán ellos mismos los actores.
Hace mucho empezamos a componer juntas una especie de alfabeto. Desde el primer encuentro en su taller, vi saltar de los cajones los símbolos que nos acompañaron por los últimos cinco años en largas tardes de conversación. Estos mismos símbolos ahora nos guían por la muestra y construyen un escenario en el cual es posible ser público y ser actor, ser visto y ser visitante.
Los símbolos que aprendimos juntas, ya sean los que aparecieron en los sueños, en la literatura, en las cartas del destino u obras de arte, atraviesan nuestras prácticas de manera plural. Si por un lado está el enfrentamiento poético de la imagen a través de la pintura, de las cerámicas y de los objetos de vestir, por otro surge la creación de un léxico que permite dar a la obra otra lectura, donde el misterio es el intermedio que se mantiene presente entre la práctica curatorial y la artística. Estos elementos orgánicos y defnidos, que en ocasiones recuperan alegorías femeninas o cósmicas, y otras se traducen en fguras básicas de la geometría, no nos remiten a un imaginario simbólico preexistente, sino que crean un conjunto particular de relaciones a partir de una cosmología propia.
Entre las paredes, piso y esquinas hay una voz presente que susurra los caminos a seguir. Las obras traen elementos reconocibles, inventados, que se repiten, traspasan de una obra a la otra, se superponen y producen, en un juego de azar, su discurso y su vocabulario. Murales realizados con acuarelas dispuestas de manera contigua brindan homenaje a las pinturas de las cavernas invocando los animales, los seles místicos, el fuego y el amor. Túnicas y máscaras se posicionan en escena y señalan el artifcio del cuerpo y el disfraz. Elementos de madera, tela y cerámica que remiten a objetos de uso diario invitan al juego.
En este gran teatro, en donde el tiempo alargado de nuestras historias está condensado, se combinan elementos contemporáneos con imágenes icónicas rupestres, creando una atmósfera anacrónica. Aquí, en el universo cargado de sincretismos de las Futuras Cavernas, que ilustra la cotidianidad en un tiempo y espacio que desconocemos, les invitamos a entrar y a dejarse imaginar futuros posibles.
ACTO DOS
Semanas después de la inauguración de la muestra. El mismo escenario. La luz indica la hora del día, o el tiempo allá afuera. Algunas de las túnicas y máscaras fueron retiradas de las paredes y ahora visten a dos actrices que se encuentran en escena. El público se dispone en dos semicírculos alrededor de ellas dejando un espacio abierto para que puedan entrar y salir por ambas extremidades.
En este punto el teatro invisible se descortina. Vemos a las dos actrices creando con sus cuerpos una escultura que replica acciones de los seres de Futuras Cavernas. Las palabras y expresiones que componen la dramaturgia son los mismos elementos que se encuentran en las paredes y que fueron transformados en poemas por las manos de Ana Clara Soler. Cambian los roles, se mueven los objetos por el espacio y un nuevo sonido acompaña los movimientos. Las herramientas antes dispuestas en las paredes yen las mesas ahora las poseen las actrices y ellas nos enseñarán sus modos de uso. El público vuelve a ser público y la puesta en escena sigue otro guion.

Tainá Azeredo