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En memoria a Sebastián Miranda

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Roca Blanda

Beatriz Trepat

Para la mayoría de las personas, lo blando es: esponjoso, suave, delicado o flexible. Para un geocientífico que estudia rocas, se trata de un espécimen más endeble que los demás, como la creta o la limolita. Para Beatriz Trepat,  las...

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agosto 2024 — noviembre 2024

Miranda Bosch Galería

Para la mayoría de las personas, lo blando es: esponjoso, suave, delicado o flexible. Para un geocientífico que estudia rocas, se trata de un espécimen más endeble que los demás, como la creta o la limolita. Para Beatriz Trepat,  las rocas blandas son sus cerámicas.

La contraposición se encarna en el trabajo de la artista, incluso, en su expansión sobre el espacio. Piezas pequeñas en una galería grande, un entrepiso delicado en medio de una sala con techos de doble piso. Existe en su hacer una operación desde la oposición entre un lugar idealizado, una pieza nubosa, suave, creada ex profeso para ser parte de una obra de arte, y un submundo, un fragmento olvidado, encontrado de casualidad.  La sección blanda de la pieza propone un relato abstracto, salido de un sueño diurno. La sección dura trae una descripción más gráfica de la realidad, personificada en patrones de estrellas, un pedazo de vajilla utilitaria, o una torrecilla de Babel. Ambas, del mismo material, enuncian dos ideas muy diferentes de sí mismas.

La práctica de Trepat encuentra la estabilidad de la oposición: un ideal y un submundo, piezas creadas y piezas recuperadas, suaves y rugosas, las rocas de la artista son flexibles y móviles. Se traspasa de una historia a otra, de una devoción a otra, de una época a otra y se encuentra un apoyo mutuo, una construcción colectiva. En la ambivalencia que se da entre los dos tonos, surgen relatos incrustados, como si fueran obras dentro de obras. En sus meta-historias, Trepat revela los automatismos que hay en marcha en nuestra subjetividad, que vuelven inevitable el reconocimiento de ciertos patrones, a la vez que se desconciertan con una porción (blanda) de historia que aún queda por escribir.

“Roca blanda” es un punto de unión, un umbral entre los legados creados y prestados dando como resultado un lenguaje híbrido cuyo origen guarda un poco de misterio.  Como un kintsugi del relato, la artista “cura” la pieza con una historia que enaltece su trayectoria, las vivencias y heridas, rescatando en su trabajo el valor de la espera y de la colaboración.

Clara Ríos, agosto 2024.

Artistas expuestos en esta exhibición