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En memoria a Sebastián Miranda

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PAN

Santiago Delfino

La psiquiatría transformó el concepto de enfermedad al emerger como disciplina médica. A lo largo de sus dos siglos de práctica, las patologías fueron definidas de formas distintas según la época y el contexto. Poder categorizarlas permitió su estudio preciso,...

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marzo 2024 — abril 2024

Planta Baja

La psiquiatría transformó el concepto de enfermedad al emerger como disciplina médica. A lo largo de sus dos siglos de práctica, las patologías fueron definidas de formas distintas según la época y el contexto. Poder categorizarlas permitió su estudio preciso, y de esa forma, un desarrollo de tratamiento. Sin embargo, y esta es una problemática paralela al desarrollo de la disciplina, surge una incógnita cuando algún trastorno escapa a la definición y se ubica en el borde de otras patologías. Cuando no encaja en el manual, se acerca al concepto de liminalidad, es decir, se piensa como algo que no está en un sitio ni en otro. Allí se plantea un interrogante, allí lo indefinido se interpreta como un movimiento, un estado de cambio, o una transición. Los pacientes viven en un territorio endeble, de lectura opaca y misteriosa. Ese estado de ilusión de movimiento (porque en muchos casos lo liminal es un estado permanente), es una condición a la cual Santiago Delfino somete a sus obras. Como los de la mente, sus bordes no son nítidos: ni el de las obras, ni los del arte ni hasta qué se puede hacer para salirse de ese espacio inconveniente. Se trata de un grupo de piezas que no encajan, que incomodan, que simulan ser un paréntesis dentro de otro sistema más grande cuyos márgenes tampoco son claros.

Un paréntesis que puede cerrarse o no pero que en cualquier caso es una interrupción, una anulación de lo viejo en pos de un nuevo estado. “Pan” de Santiago Delfino describe un síntoma de época, una transición permanente, una línea sin punto final. El artista construye trompe l ́oeil atados con alambre, una versión local de las mega instalaciones que se ven en museos. Crea una ilusión, pero no le interesa esconder los recursos que usa para modificar el espacio, actuando de alguna forma, dentro de lo liminal, el espacio de indefinición. Miente y revela su mentira. Baja el techo, cancela las luces puntuales y deja la luz de tubo, tiñe la vidriera de color naranja, forzando el clima dentro de la galería. No disimula la forma en que lo hace, ni tampoco despliega complejos y costosos procedimientos. Para acelerar la sensación de claustrofobia obligada en la sala, la habita con sus personajes en madera, que también vagan en los márgenes de lo no definido: esculturas talladas en madera construidas con entre una y tres elipses cada una, configurando una grupalidad inerte, en suspenso.

Las configuraciones elegidas por Delfino tienen que ver con la indefinición. Las imprecisiones de su forma recuerdan al artista a la interpretación clásica de los trastornos de la mente, y en muchos casos, a la imposibilidad de una definición. Por otro lado, estas afecciones (como también lo liminal) carecen de límites, por ende de unanimidad en su lectura. En esta relación el artista se pregunta sobre la dificultad de crear alegorías de forma abstracta de algo que ejerce fuerzas sobre el cuerpo pero que es invisible, y se aloja en el pantano de la mente. Plantea una pequeña crisis en la estructura de la galería, la

transforma en un lugar liminal, donde el tiempo se torna un material incómodo, en suspenso, chicloso. Donde la transición es un estado permanente y no un pasaje.

La noción del tiempo y la posibilidad de plantearlo como algo quieto, es una ilusión que ocupa la siguiente sala. Un piletón recibe una gota por segundo, y un flash ilumina su paso por el mismo lugar una y otra vez, creando la ilusión de que más que una gota es una línea recta. El artista se pregunta mediante esta acción ¿en qué momento el presente se vuelve pasado?. Los principios del tiempo, la finitud, lo inaprensible, atraviesan la instalación “Sin título” que también juega con la indefinición.

Tanto la gota como el elipse coinciden en que se acercan a otra forma concreta, llena de energía, misteriosa hasta el final. Indefinido hasta que toma otra forma, el óvulo juega un rol clave en “Pan”. La potencialidad latente en este elemento esencial para la propia existencia, para el funcionamiento del mundo, es un concepto atrapante para el artista. Jugar con lo concreto y lo abstracto, y encontrar la liminalidad como un estado permanente, potencial: quedarse en el borde, y, lejos de fijar un sentido, rodear la definición para nunca llegar a su centro.

Curadora: Clara Ríos

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