Por Joaquín Rodríguez
«Si pensamos que no existen en términos ontológicos piezas
arqueológicas, objetos etnográficos y obras de arte sino simplemente “objetos” originados en una diversidad de contextos, no hay objetos que naturalmente pertenezcan a determinado campo de estudio,
ni a determinados espacios de circulación y consumo, de modo que,
ni un óleo sobre tela del siglo XVI pertenece “por su naturaleza” al
Museo de Bellas Artes, ni el fetiche africano al de Etnología. No hay
lugares de exhibición correctos y otros incorrectos de acuerdo a los
“tipos” de obras producidas por los hombres a lo largo de la historia
porque la definición de esos “tipos” responde a artificios conceptuales construidos en el desarrollo de esa misma historia y como tales
pueden ser deconstruidos (*Bovisio, 2013:8).»
La presente exhibición propone un viaje de ida y vuelta entre la etnografía y la historia y
teoría del arte, entre la museificación científica y la museificación estética, entre las cualidades artísticas de los objetos y su percepción como vehículos de comunicación y transmisión de conceptos, entre etnias africanas y las tribus del arte y entre diferentes territorios,
cosmogonías y tiempos muy alejados en apariencia. En un mismo espacio y en un mismo
momento se presentan piezas tribales provenientes de la región subsahariana del continente africano junto a la producción de artistas contemporáneos argentinos para propiciar su
recontextualización por asociación de los conocimientos y herramientas de análisis de las
disciplinas que los estudian o para reencontrar en los objetos nuestras creencias, nuestros
miedos y nuestros deseos a través de una mirada en estado salvaje.