(Mercedes, Buenos Aires, 1978) es Profesor Superior en Artes Visuales. Ha obtenido diversas becas de perfeccionamiento y capacitación. Entre ellas, la Beca de Intercambio y Cooperación en el marco del Programa de Becas y Ayudas de la Secretaría de Cultura de la Nación del Ministerio de Cultura de Colombia en 2006; la Beca LIPAC – Laboratorio de Investigación en Prácticas Artísticas Contemporáneas, otorgada por el Centro Cultural Ricardo Rojas de la Universidad de Buenos Aires en 2008; y la Beca Nacional de Creación, del Fondo Nacional de las Artes en 2011. En 2013 ganó el Premio Braque a las Artes Visuales, organizado por la Embajada de Francia y la UNTREF. En 2008, recibió el Primer Premio Adquisición de la Bienal de Arte de Bahía Blanca. Su muestra Sueño de fiebre ha sido exhibida en Fiebre Galería, Patio del Liceo en 2012 y un año más tarde en la galería porteña Zavaleta Lab Arte Contemporáneo. Asimismo, ha expuesto de manera individual en la Galería Sicart de Barcelona en 2007. Sus piezas también han estado disponibles al público en ferias, espacios y museos e instituciones como el Palais de Glace (2011, 2010, 2009, 2008), arteBA (2008) y el Centro Cultural General San Martín (2006), entre otros.

La evolución de la trayectoria artística de Leonardo Damonte da cuenta de un sostenido interés por la construcción de excéntricos sistemas monumentales. Afincado en el campo de la instalación y partiendo de rasgos formales como el color o el material de los elementos ensamblados, desarrolla grupos escultóricos en los que el origen de las partes, mayormente objetos de uso común y cotidiano, pierden sus cualidades intrínsecas para integrarse a un orden que los excede y les impone una nueva gramática. De este modo, todo un repertorio de cosas (escaleras, televisores, herramientas de trabajo, implementos deportivos y variados artefactos lumínicos) es despojado de su semántica social para refuncionalizarse como engranajes entrópicos de un dispositivo visual y material de imponente presencia alejada de la estética trash. Sin embargo, el trabajo de Damonte no se agota en una estetización de lo ordinario, sino que dispara un conjunto de reflexiones que, no desprovistas de ironía, permiten pensar la tensión propia de todo ejercicio taxonómico, entre caos y armonía, entre violencia y sumisión.